Los actos destacados fueron la ofrenda a la Virgen y la jornada en el paraje NaturalLos segorbinos celebraron ayer la tradicional romería a la ermita de La Esperanza a cuyos pies se enclava el abundante manantial de agua de homónimo nombre que abastece a los municipios de Segorbe, Altura y Navajas. Los orígenes de este templo se remontan al siglo XV.
La jornada comenzó a primera hora de la mañana con una ofrenda floral a la Virgen de La Esperanza en la plaza del Almudín, en la que se ubica un antiguo retablo cerámico con la imagen de la Virgen en la fachada del edificio del Sindicato de Riegos.
Tras la ofrenda, la Comisión de Fiestas obsequió a los romeros con unos pin de recuerdo antes de emprender la marcha hacía la ermita, a la que las reinas mayor e infantil, Alicia Hervás y Mª Pilar Benavent, acompañadas de sus respectivas damas y cortes de honor, subieron ataviadas a la antigua usanza montadas sobre unos hermosos carruajes tirados por caballos.
Los romeros utilizan, cada año más, el antiguo medio de transporte de tracción animal para subir a la ermita, ubicada sobre la cima de un pequeño cerro de 445 metros de altura, que en su conjunto forma el Paraje Natural Municipal de La Esperanza.
El lugar está formado por diversas áreas con características especificas dentro del conjunto, que en total afecta a casi 13 hectáreas de propiedad municipal, salvo un pequeño territorio, que pertenece al Ayuntamiento de Navajas. El Consistorio segorbino adquirió en el año 1999 la mayor parte de los terrenos del paraje de La Esperanza, que hasta ese momento eran de propiedad particular, e inició así la recuperación de la cuidada y mimada zona verde.
Por ello, los segorbinos aprovechan la romería para pasar la jornada en el paraje y comer al aire libre rodeados de amigos y familiares, máxime teniendo en cuenta que este año el Ayuntamiento de Segorbe ha realizado en el mismo diversas obras de mejora valoradas en más de 120.000 euros.
Dichas mejoras han consistido en la construcción de una escalinata de acceso desde el manantial hasta la ermita, colocación de bancos, vallado de las ruinas del monasterio de los Jerónimos, e instalación de una fuente de agua potable junto a la ermita y de farolas de alumbrado. Los trabajos de mejora, ya concluidos, fueron inaugurados ayer precisamente por las reinas de las fiestas. Alicia Hervás y Mª Pilar Benavent, junto al obispo de la diócesis Segorbe-Castellón, Casimiro López, y las autoridades locales estuvieron presentes. Los segorbinos también aprovechan la festividad para acercarse hasta el manantial y probar sus claras y cristalinas aguas, ya que habitualmente la valla que lo rodea esta cerrada para evitar que algún desaprensivo pueda arrojar algo al interior.
El obispo de la diócesis fue otro de los presentes que quiso degustar sus aguas. Al medio día, Casimiro López ofició una solemne Misa Cantada en la pequeña ermita de la Esperanza, en cuyo exterior fue colocado un gran toldo para sofocar las elevadas temperaturas del día.
Media hora antes de la Misa, el Sindicato de Riegos de Segorbe obsequió a los romeros con una estampita de la Virgen y la Comisión de Fiestas repartió más de 600 litros de vino para el almuerzo entre todos los romeros, que después del oficio religioso refrescaron sus gargantas con la fresca cerveza regalada por la Comisión de Toros.
Por la tarde, tuvo lugar la celebración de una procesión y la dispará de un ramillete de fuegos artificiales en honor a la Virgen de La Esperanza, a cuya advocación junto a la de las Vírgenes del Loreto y la Cueva Santa, los segorbinos dedican la celebración de sus fiestas patronales.
La romería a la ermita de La Esperanza data del siglo XV siendo el infante Fortuna, primo del Rey Fernando el Católico, quien fundó el monasterio de los jerónimos existente junto a la ermita y empezó a rendir culto a la Virgen.
La jornada festiva de ayer concluyó en el Auditorio Municipal con la representación teatral de la comedia de Francis Verber, Aquí un amigo, con la actuación de Jaime Blanch y Ramón Langa, además de con el baile de disfraces con disco móvil, organizado por la peña Los Carpicas en la plaza de Francesc Vicent.
Fuente: "Las Provincias de Castellón"
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