Los hechos ocurrieron el pasado martes, cuando se desplomó el muro de contención de un edificio de lujo construido en la calle Romualdo Alimó, lo que provocó numerosas colas de vehículos en la colindante calle Orfelino Almela. Además, junto a la obra se ubica una residencia de discapacitados y un colegio, inmuebles que podrían verse afectados por el derrumbe.
La retención de vehículos, que posiblemente se repetirá durante bastante tiempo, se produjo en puntuales momentos del día, sobre todo en las horas puntas en las que las madres y padres acudieron con sus coches a dejar a sus hijos en el colegio La Milagrosa, situado en la misma calle del desplome.
Por su parte, los trabajadores de la empresa constructora del edificio de lujo en el que se desplomó el muro centraron ayer sus esfuerzos en sacar del lodo y retirar del solar los cientos de kilos de escombros provocados por el derrumbe, que curiosamente oradó la calle Romualdo Amigó en sentido transversal en lugar de lineal.
Por ello, la prohibición del tráfico ha reducido considerablemente el peligro de hundimiento de la calle, en la que los vecinos no sufrieron ayer ningún corte de luz ni agua, salvo las molestias por el corte del tráfico.
Labores de desescombro
“El primer interesado en solucionar el problema en la mayor brevedad posible es la empresa constructora, ya que el tiempo corre y hay un compromiso de entregar los pisos en unas determinadas fechas”, según explicaron ayer fuentes de la Policía.
Los propietarios del hotel María de Luna y el personal de la residencia de discapacitados psíquicos, ubicadas a ambos lados del solar del muro desplomado, manifestaron ayer “no tener molestias”.
“La verdad es que no nos enteramos ni de que cayó el muro porque como no paran de entrar y salir camiones la obra hace bastante ruido”, explicaron personal de la residencia.
La persistente lluvia caída durante el pasado fin de semana parece ser la causa que provocó el desplome, acaecido el martes a primera hora de mañana. La caída del muro generó un enorme ruido que asustó y puso en guardia a los vecinos.
Fuente: "Las Provincias"
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