‘Juandro’ posa con sus alumnas-jinetes de la escuela en China.MARTÍN
Nadie podría pensar hace años que con la desaparición del caballo para las tareas agrícolas en Segorbe, sería la entrada de toros el motivo principal que muchos aficionados tienen para mantener un equino en propiedad.
Pero lo cierto es que una buena parte del centenar de caballerías que hay se debe a esta circunstancia y por la pasión que muchos han llegado a desarrollar por el caballo, hasta convertir al animal en el elemento fundamental de su profesión e incluso en la esencia misma de su vida.
Sin duda el exponente más significativo es Juan Andrés Lázaro Pérez, Juandro. A sus 33 años se ha convertido en todo un referente de la equitación y, en concreto, de la doma clásica. Ahora está en China, el país de las macrocifras, de los cientos de millones de habitantes, el mayor exportador del mundo, el de las 1.000 culturas y el de las mujeres de porcelana.
“La idea surgió hace algo más de un año. Me llamó un antiguo compañero de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, que tenía que presentar unos caballos haciendo ejercicios en un espectáculo para un cliente chino” relata. A partir de ahí, “me ofrecieron viajar con los animales y participar en el plan”, explica.
Juandro se encuentra en Jiangyin, provincia de Jiangsu, a unos 80 kilómetros de Shanghai y, a pesar de la lejanía, no se encuentra solo. “Mi misión es formar a jinetes, con el fin de que alcancen un nivel que les permita hacer una representación ecuestre similar a las que se realizan en las escuelas de equitación europeas”, señala.
Tampoco tiene excesivos problemas a la hora de moverse por China “ya que tenemos traductores y chófer, de modo que todo es fácil”, cuenta. “Tan solo vamos en transporte publico para ir a una ciudad cercana donde están los servicios y distracciones; por lo demás vivo en un hotel propiedad de la compañía para la que trabajo, dedicada a la ropa”. H
Fuente: El Periódico Mediterráneo
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